Gabriela Farías Islas
Puebla, Puebla a 20 de enero de 2023
Materia: Bases fundamentales del bordado
Impartida por la Mtra. Gimena Romero
En un capullo de nudos y enredos
Duermo inquieta
Escucho a mis abuelas cantar
Con el arrullo de las agujas
Comienzo a volar
Inicio este texto con un poema que escribí este semestre y que refleja un estado de gestación, así me sentí en esta materia. Antes de entrar a BAAD mis conocimientos de bordado habían sido adquiridos de manera autodidacta, solo recuerdo que mi abuela me enseñó a enhebrar una aguja y coser un botón.
Jugaba alrededor de una máquina de coser, vestía la ropa confeccionada por mi abuela especialmente para mí, crecí imaginando que algún día podría ser como ella y que diseñaría mi ropa. Sin embargo, ese sueño se fue desvaneciendo con el tiempo y en su lugar llegaron otros intereses, hoy regresan las agujas y los dulces recuerdos que me sacan lágrimas porque ella ya no está para ver estos sueños compartidos.
Ahora voy descubriendo la alquimia del bordado, la suavidad y textura de los hilos pasando por mis dedos, la luz que dibuja contornos, la alegría que me producen unas tijeras, pero sobre todo el bordado me permite estar conmigo misma.
Observo cosas que quizás antes no, como el filo que tienen las tijeras, el tipo de madera de un bastidor y comienzo a ver con las manos, los dedos recorren el contorno del aro para cerciorarse de que no hay astillas, siento la textura de la tela, de hilos, del bordado.
También aprendí que las mejores agujas son las que mejor me acomodan y he probado varias, sobre todo para el ejercicio de bordar con cabello y fue ahí que realicé un ejercicio de observación sobre ellas, sentí la diferencia de trabajar con largas y cortas, ojales grandes y pequeños, diferentes calibres, diferentes materiales y pesos sobre mis dedos y la tela. Comprendí que es importante saber con qué herramienta estoy trabajando, lo que me permite y lo que no, con qué tipo de hilo y tela van mejor, y también con mi mamá pequeña.
Ahora puedo decir que tengo agujas favoritas, las que me tranquilizan porque mi mano las reconoce, se amoldan perfectamente, pareciera que son una sola con los dedos y comienzo a volar.
La maravilla de leer este texto es reconocerme en tus recuerdos... mi abuela también confeccionaba mi ropa y yo solía jugar y correr alrededor de ella. También la observaba y le hacía muchas preguntas, pero ella nunca me enseñó a coser. En mi casa está su vieja máquina de coser que espero poder hacer andar algún día.