El bordado callejero,

! PRUEBA EL TALCO ¡

es inclusivo.

Corría el año 2010 y había llegado el día, desayuné apresuradamente y me encaminé el centro de Caracas donde se encontraba la oficina de extranjería , debía estar allí a las 8 am para renovar mi pasaporte

Al entrar no me sorprendió la incómoda bienvenida que recibía , caos propio de las oficinas tercermundistas.

Un enjambre de cuerpos amontonados en una enorme sala mal iluminada rodeada de ventanillas desinformadas, ofrecían una pobre atención.

Armada de valor me introduje dando codazos , empujones aquí y allá finalmente encontré la fila que me llevaría lentamente a la ventanilla correspondiente.

Necesitaba calmar mis nervios , busqué mi bordado y parada comencé a bordar , de inmediato entre en meditación, senti que mi cuerpo se elevaba hacia los cielos .

Senti entonces unos golpecitos en mi hombro izquierdo al mismo tiempo que escuché una voz que me decía”Que bello bordas” ¿en lana verdad? . Volteé pero tuve que bajar bastante la vista para encontrar unos enormes ojos negros colocados sobre una hermosa sonrisa, enmarcados dentro de una pequeña cara plagada de arrugas a la altura de mi codo .

Algo dentro de mí dio un enorme salto mi corazón se aceleró pero no me moví . Ese ser diminuto hablaba ¿pero…donde estaba su cuerpo ?

Tartamudeando le pregunté ¿ tu bordas? Si me respondió !toda mi vida he bordado !

sonrrió. Retrocedí poco hasta donde me permitía el espacio y advertí que su columna estaba completamente doblada hacia adelante era tan delgada y débil que no se veía jorobada sino doblada como en U invertida.

Nerviosamente palabras comenzaron a salir de mi boca sin control ¿como haces para que el olor de tus manos no pase

al bordado ?

Una mirada aguda me penetró y volviendo a sonreír me preguntó ¿cocinas? Si, le respondÍ.

” Prueba el talco”

En ese mismo instante alguien gritó !Avanza!. Lo hice pero al volver a voltearme hacia la izquierda para agradecerle no la encontré , supuse entonces que la maraña humana se la había tragado .

Continue bordando en público y me alegre al entender con alegría lo inclusivo del bordado

Beatriz Mizrahi