Les propongo un viaje en mi intimidad y mis reflexiones con un extracto de mi diario. La propiedad intelectual siendo la idea de siempre tener derecho sobre nuestra creación Ãntima aun la ponemos de frente al mundo exterior.
(...) El mundo va demasiado deprisa para mÃ. Soy un caracol sin concha que se enfrenta al futuro. El desarrollo acelerado de la inteligencia artificial me está dejando en la estacada. Hoy tengo que escribir, para BAAD, un texto inspirado en el curso impartido por un abogado especializado en derechos de autor y propiedad intelectual.Â
El curso ha sido interesante, aunque ya me sentÃa un poco desamparada. Proteger mis ideas, proteger mis creaciones, en el mundo de ayer no era tan fácil, ¡pero en el de hoy!Â
Acabo de descubrir que Instagram, que en estos tiempos es por desgracia un medio de intercambio y comunicación indispensable para promover nuestro arte, va a alimentar a sus inteligencias artificiales con nuestra humanidad creativa. Los gigantes pretenden utilizar nuestras palabras e imágenes impune y gratuitamente.Â
Entonces la propiedad intelectual deja de ser propiedad. El mundo se convierte en una mentira alimentada por nuestros sueños y nuestras locuras. Los gigantes secuestrarán mis palabras y las despojarán de su significado original, pasarán las fotos de mi trabajo por una coctelera y las despojarán de su significado y emoción originales. Es un poco como si un ogro viniera a por mis hijos y yo no tuviera forma de detenerlo. Los cortarÃa en pedazos, les chuparÃa la médula de los huesos y los volverÃa a montar a su antojo, sin sentido, sin empatÃa, y los convertirÃa en sus esclavos llamándolos hijos suyos.
¿Quién podrÃa protegernos de eso?
El mundo va demasiado deprisa para los abogados y también para los ministros.
No sé cómo protegerme contra la inteligencia artificial. No me enseñaron cómo. No sé cómo proteger mi arte de los dueños de la inteligencia artificial. Me temo que no es un combate justo: peso mosca contra titán.
Mi única opción es seguir creando con todos mis errores humanos. Amar cada vez más el caos, la imperfección y la lentitud de mi inteligencia natural. Y soñar, seguir soñando aunque los sueños se conviertan en pesadillas. Hoy me siento preocupado. Espero que escribir sobre ello me ayude a dormir un poco, y que mañana (...)
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