Imagino a las comunidades antiguas y siento que las mujeres, en general, hemos narrado (bordado, cocinado, cantado) el amor, como hijas, hermanas, madres, tías, abuelas..., y los hombres, les ha tocado demostrar amor, a través de ser protagonistas en la parte violenta de la historia, como guerreros, soldados, por conquistar territorios, llevar comida y proteger a sus familias o a su pueblo... Entonces pienso que ha sido un acuerdo, bien o mal, entre ambos géneros, por la subsistencia de las familias. Ahora estamos en un época en la que, sí, es más fácil, volver a formarnos como un equipo equitativo, amoroso, con respeto, para crear una sociedad más cerca del amor y deseando cada día más lejos de la violencia.