Bordé ocho horas diarias, de lunes a viernes, durante un año. Mi cuerpo se desbordó cincuenta y dos semanas.

Mis ojos acariciaron más de dos mil veces los colores, calidades y texturas de esos hilos; la nariz percibió el dulce aroma del algodón, ese inmaculado lienzo en donde plasme mi gesto bordado; mi lengua saboreo la dulce mañana y algunos acibarados atardeceres.
—¿Que harás con todas estos bordados? —dice mi madre, tras entrar en mi habitación.
—Haré un trueque —le contesto, con palabras llenas de esperanza.
—¡Un trueque! —exclama confundida, frunce el ceño y levanta la ceja izquierda.
—Así es madre, los intercambiaré por monedas.
—Entonces, ¿los vas a vender? —me mira desconcertada.
—Voy a intercambiar las contracturas de cuello; el desgaste de mis ojos; las heridas en mis manos, en ocasiones la aguja equivocó el camino y me pinchó los dedos. Eso para mí es invaluable, ¿cómo se puede vender lo que no puedes valuar? Prefiero pensar que realizaré un trueque.
—¿En dónde vas a realizar el trueque? —pregunta con gran incertidumbre.
—Escuche que puedo dejar a concesión mis piezas en la tienda de regalos.
—No es por desanimarte, pero ¿y si se pierden las piezas, se rompen o maltratan? ¿crees que ellos van a dedicarse a vender tus cosas? Posiblemente las exhiban, tras unos meses se llenaran de polvo y seguirán ahí mirando cómo se venden los globos y los osos de peluche.
—También están los bazares —le contesto, con entusiasmo.
—Las mesas en los bazares oscilan entre los $1,500 y $5,000 pesos. ¿Cuántas personas asisten a esos lugres? ¿Qué intereses tienen? ¿Cuánto gastan en promedio? ¿En qué colonias están ubicados?
“Parece que debo investigar y documentarme más”, pienso. En mi cabeza se agolpan las preguntas sin respuesta.
—¿Alguna otra opción? —me pregunta, mientras revisa el revés de los bordados.
—Las ferias de manualidades —le contestó con voz entre cortada.
—¿Y qué pasó con el entusiasmo? —exclama con ironía. La expresión en el rostro de mi madre cambia de burla a preocupación al ver que mis ojos brillan por una lágrima a la que le he ordenado no viajar hacia la mejilla.

—Pedí informes, pero me quieren forzar a comprar mínimo 2x2 m2 eso es un total de 4 m2, el espacio es inmenso para un negocio tan pequeño como el mío, parecería chícharo en bandeja. Lo peor es el costo por metro cuadrado: $5,500 pesos. Sería un inversión de $22,000.00 pesos aproximadamente. —le explico y suspiro con profunda melancolía.
—¡Vamos! No te desanimes, siempre has sido una soñadora. Piensa que son personas que subarriendan el espacio, a ellos no les importa si necesitas menos metros o si vas a vender tu mercancía para recuperar tan costosa inversión. Su negocio es vender metros cuadrados.
—Madre ... ¿y si … convoco a otras bordadoras para que juntas paguemos un espacio, repartiendo los costos equitativamente y podamos montar la exhibición de nuestros productos?
—¡Por fin! Esos ojos brillan de nuevo, pero no veo más lágrimas. Piensa que seguramente hay otras emprendedoras en tu misma situación.
—Convocaré a mis amigos del Club de bordado para que juntos encontremos el lugar al final del arcoíris. Les explicaré que hay una escasez de puntos de venta para pequeños emprendedores y los que hay no son los óptimos, la mayoría de las veces se impacta el margen de ganancia de los creadores y también repercute en el incremento del precio al público. Les propondré trabajar en C O M U N I D A D bajo una mirada de amor y respeto.
—¡Ja, ja, ja! —ríe mi madre a carcajadas, entonces deja el bordado que tiene en mano sobre la mesa y me abraza —será una tarea difícil. No se cieguen por la envidia, la vanidad y la prepotencia; abran la posibilidad a otras artes textiles y sean creativos; lo más importante es recordar que en donde hay competencia no puede haber comunidad. —Mi madre sabe que esa es otra historia que pronto habré de enfrentar.
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¿En donde hay competencia puede haber comunidad?
SI
No
Es muy lindo trabajar en comunidad. Sentir el apoyo de tus pares y entender que cada quien tiene su propio brillo y que si estamos juntos brillamos más.
No veo nada de malo en la competencia porque eso también ayuda a mejorar. Todo depende en que ámbito la apliques y que lo hagas de forma honesta.
Besos Moni.
Comunidad significa apoyo, y cuando hay dos personas que hacen lo mismo dejan de lado su comunidad y se convierte en competencia...no importa si son colegas, creo que eso es mucho peor por qué viene el "yo soy mejor que tú"...triste verdad? Pero cierto.
Hay que ser muy maduro para trabajar en comunidad aún haciendo lo mismo.
Traspasar el velo y ver que dedicarse a lo mismo con diferente perspectiva es más interesante y enriquecedor, encambio hacerse competencia es como irse por el camino facil, es más complejo compartir saberes y aplicarlos deacuerdo a tu escencia, por qué aunque haya dos personas que sepan hacer lo mismo JAMAS podrán hacer la misma obra, cada una tiene un modo de percibir los materiales de forma muy particular, y aún sabiendo esto no nos damos la oportunidad de estar en comunidad, por qué sucede este fenómeno???
¡Linda reflexión! Desde mi punto de vista, al hacer comunidad también hay que saber resaltar y aprovechar las cualidades de cada miembro del grupo en favor de un objetivo en común. También es válido que no todos los participantes persigan el mismo objetivo, porque en una comunidad puede hacer varios objetivos. Lo valioso de los grupos que consideramos nuestra comunidad, es saber escuchar y comprender que quiere o necesita cada persona, brindar apoyo, ideas, ayuda o trabajo, siempre recordando porque se conectamos con esas personas.
Si puede haber compañerismo cuando ponemos por encima la pasión por lo que hacemos, no siempre vence la envidia
Holaaaaa. El sol sale para todos.
Quizá el compartir no es tan inadecuado, siempre cuando aprendamos a vencer la envidia, celos y demás sentimientos que destruyen relaciones. A veces somos seres individuales olvidando que los demás nos pueden ayudar en nuestra trayectoria. Cuando que lo más importante es darle el justo valor a nuestro trabajo y el bordado 🪡 requiere reparación y amor ❤️ para su construcción, hay que enfocarnos sí en nosotros y también en el otros ya que podemos aprender mucho 😃 de ellos. Gracias 🫂 😌
Muy hermosa reflexión y muy cierta. Tienes un don!
Nunca había pensado en todo lo que significa bordar. Gracias por compartir tu visión de está arte! Ya hasta me dieron ganas de bordar
Cuando te enseñan deporte en la escuela te dicen "lo importante no es competir si no aprender a jugar, a correr o a saltar" y uno lo cree hasta que ve que escogen a "los mejores" y los llevan a una competencia. Si vuelven con medallas "ganaron" si regresan sin medallas "perdieron". Creo que no hace falta competir para ganar, no una medalla si no ganar amor, risas, historias. Cuando mi papá me dice "tienes que bordar cosas chicas o nadie te las va a comprar" o me dice "esto tiene demasiado trabajo y nadie va a querer pagarlo, cobra sólo los materiales", es porque ve que sin materiales no puedo seguir trabajando. Creo que como en el curso de deporte, si hay comunidad, no hay competencia. Creo que la comunidad es un lugar de apoyo, de aprender a jugar. Si la comunidad vende los trabajos, no hay competencia. Es un aprendizaje, igual que la empatía y el compañerismo. Si la comunidad se organiza y vende, con precio justo, puede desarrollarse un sistema solidario y no de competencia
Hermosa reflexión, y sobre todo anteponiendo siempre el corazón. Por eso no puede haber competencia.
Siempre hay que ir un paso adelante. ÉXITO en todo lo que emprendas.
Yo también te imagine a ti y tu mamá uds tan creativas y trabajadoras un saludo
Mientras te leí me las imaginaba, tú y Susy siempre dando hermosas lecciones de vida 🤗
Muy buen relato y en la comunidad se encuentra apoyo.
Gracias Moni
Uff Mony, tan reflejada con tu relato, quizás es difícil poner precio a muchas cosas que suceden en el bordado, es de por sí difícil insertarlo en lo lucrativo a mi parecer. Pero lo valioso es lo que descubrimos en el camino, los momentos que interiorizamos, las personas con las que compartimos el bordado y las cosas que somos capaces de lograr.
Tengo esperanza en un mundo mejor, en donde todos podamos convivir con nuestras falencias y nuestros talentos. Unirse en la creación es armar comunidad y es ser valiente. Es contrarrestar la individualidad y la competencia sin sentido. Es un bello relato para preguntarse también quién quiere ser uno y dónde quiere estar.
Gracias Moni por tan importante recordatorio, y sí, justo así me siento
Eres una generadora de belleza y de cambios revolucionarios!!!! Gracias Moni
Que bello relato...¡es tan real!
El la comunidad no se compite, se colabora. Las fortalezas de unos son el complemento de las debilidades de otros. No todos somos competentes para las mismas cosas. Conocer mis fortalezas y debilidades, me ayuda a complementar a los demás y de manera mágica y simultánea complementarme a mi misma.