Proyecto de grado de Cófrade Bordadora
por Albane Urbin
La piel es una película protectora fina. Comunica el interior con el exterior. Es capaz de regenerarse. Tiene alto poder curativo, alta sensibilidad. Como la piel, pasamos la mayoría de nuestra vida a reconstituirse.
Las emociones son inmateriales pero se propagan en nuestro cuerpo donde resuenan cada vez más fuerte para ser escuchadas porque no les gusta que no las respeten, y las dolorosas aún más. No les gusta ser escondidas. Sin embargo, nuestro mundo las rechaza y, con demasiada frecuencia, sentir las emociones y experimentarlas significa ser vulnerable, ponerse en peligro y poner en peligro a los demás. A los otros les molesta si tenemos emociones fuertes.
Pienso que somos un cuerpo, un cerebro, un corazón, unas manos, que este cuerpo es la casa de nuestra alma, pero que sin emociones, es una casa oscura. Las emociones iluminan nuestro camino y cuando la luz se enciende nuestro cuerpo siente físicamente su presencia. Las emociones, si son silenciosas, buscan darse a conocer a través de la piel, señal muda de alarma de impulso eléctrico.
La alegría no es el único sentimiento que tiene valor. Quiero también rehabilitar el duelo, la tristeza, la cólera,... Porque necesitamos todas las emociones para crecer. En nuestra vida pasamos por todas, que lo queremos o no, y tenemos que enfrentarnos a ellas y escucharlas.
Quiero dar cuerpo, dar visibilidad a lo invisible de las sensaciones y emociones.
Aplico mis investigaciones en trabajos bordados “a flor de piel”: una colección de piel de emociones.
La importancia de trabajar con tela y el material textil es que son materiales tejidos por los humanos para hacer una piel de protección artificial. El bordado va a inscribir los sentimientos sobre el lienzo como mis emociones dejan huella en la piel de mi cuerpo, en mi rostro, y estoy orgullosa que mis cicatrices cuentan mi historia.
Doy una forma poética a lo invisible y un lenguaje bordado a las sensaciones silenciosas.
Es un trabajo precioso. Super delicado y lleno de poesía visual. Felicidades, Albane.