Nos reuníamos casi todas las mañanas en Maroma, un verdadero oasis donde realizábamos labores manuales.
Maria Luisa Zuloaga una avispada dama octogenaria, viéndome desesperada tratando de desenredar un madeja de hilos para comenzar a bordar, con voz firme me dijo: “SÓPLALO”, ¿cómo? repliqué, y explicó, ante nuestras miradas atónitas, respira suavemente y el aire que botas lo soplas suavemente sobre los hilos enredados una y otra vez hasta que se desenreden .
Nunca más volví a desesperarme ante ningún enredo ni de hilos ni de vida.
Puede ser que el hilo sera como un serpiente que se encanta con un aliento calmo y musical ? Otra magia de la bordadora.