Pensar en salud mental, a menudo, nos conduce a enfocarnos en los aspectos negativos de las enfermedades mentales: depresión, ansiedad, estrés, entre otras. Sin embargo, ¿qué ocurre con los aspectos positivos de la salud mental? ¿Qué pasa con la calma, la serenidad y la paz que se puede encontrar en prácticas que nos conectan con nosotros mismos?
Para mí, el bordado representa ese refugio tranquilo, un espacio seguro donde mi mente puede descansar y desconectarse de las preocupaciones cotidianas. Me permite crear un lenguaje propio, es un lugar donde puedo hallar concentración y fluidez, un verdadero respiro para mi bienestar emocional.
El acto de bordar, con su repetición y ritmo, tiene el poder de calmar la mente y brindar un profundo sentido de satisfacción. El usar mis manos para crear un objeto tangible me permite estar presente, dejando a un lado mis inquietudes. Es un proceso donde, a cada paso, encuentro una forma de cuidado personal.

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