En mis primeras lecciones de bordado con mi maestra Conceição (que también era mi vecina y mi abuela de corazón), yo era una niña con prisa por ver el bordado terminado e intentaba de varias maneras acelerar todo el proceso. Así que se me ocurrió la idea de empezar a usar una línea súper larga, mucho más larga que mis brazos, porque pensé que ahorraría tiempo. Entonces, cuando Conceição vio mi nuevo método de trabajo, sin previo aviso, cortó la línea por la mitad, diciendo que no admitiría a nadie que usara la línea perezosa frente a ella. Además del susto, encontré este término muy divertido y Conceição me explicó que “Linha de preguiçosa” era la expresión que las bordadoras de su generación usaban para los hilos largos que solían usar los aprendices descuidados. Y si quisiera seguir tomando clases, solo podría usar hilos del tamaño de mi antebrazo que siempre me acercan a cada puntada hecha, exigen más atención en cada acabado y me recuerdan en cada momento que bordar también es saborear el tiempo y cada gesto hecho con las manos y todo el cuerpo.
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7 comentarios
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Si me llegó a pasar usar un hilo largo largo para bordar, es curioso que se llame perezosa, por que en realidad me parece que te hace trabajar doble, es más energía que hay que poner para evitar que se hagan nudos al manejarla, y cuando pasa, hay que cortar y volver incluso a enhebrar, yo le pondría el hilo de pónmela más difícil.